Tras mi corta ausencia, debida a una cita que tenía con el cirujano, vuelvo, a pesar de mi convalecencia a intentar plasmar algo en mi blog y se me ocurre que quizás el relato –un poco frívolo- que contaré a continuación servirá para rendir un humilde homenaje a todos los bomberos que cada día se enfrentan con situaciones en las que se juegan la vid.
En esta ocasión escribiré un hecho real que pasó en mi bloque el pasado lunes 21 de Agosto……
Era tarde, aproximadamente las 10 de la noche. Cenaba con mis hijas en el salón de casa. El balcón abierto para disfrutar de la brisa fresca que a esa hora de la noche se percibe, cuando oí una sirena (en ese momento no supe si era ambulancia o bomberos, pero como sabía de la gravedad de una persona de la comunidad, pensé que sería lo primero). Cual fue mi sorpresa cuando al mirar por el bacón vi que era un coche de bomberos parado enfrente de nuestra casa y dos o tres bomberos junto a la pareja que les había llamado, mirando hacia donde yo me encontraba. Entré dentro del salón, les dije a mis hijas si percibían olor a quemado o notaban humo. Confirmamos que no. Cuando volvemos al balcón, una escalera con dos bomberos a bordo subía hacía nosotras, pero se paró justo en el balcón de abajo y como si estuvieran en una planta baja, los dos bomberos saltaron de la escalera al balcón, con la dificultad añadida que había un toldo que les hacía más complicada la operación, pero eso no represento ningún obstáculo: saltaron en un “plis plas”. (No he comentado que vivo en un 5º piso pero la altura real es de 6 pisos)
Fue entonces cuando les oí hablar y saber lo que había pasado: Al parecer la vecina del piso de debajo de casa, que en esos momentos estaba sola en casa, se quedó atrapada en el balcón, (creo que la persiana es automática y por algún fallo que desconozco se debió cerrar accidentalmente). El caso es que de repente oigo decir a uno de los bomberos, “subir al piso de arriba (el mío) y desde allí parece que hay un patio de luces por el que se podría acceder a través de un lavadero y entrar por la cocina”.
Salgo disparada hacía la puerta de la entrada; mis hijas ya iban a abrir por curiosidad porque habían oído mucho ruido en la escalera. Antes de que el bombero tocase el timbre, la puerta ya estaba abierta…. Y apareció el cuerpo de bomberos, ¡¡vaya cuerpo, vaya bombero!!.... Casi dos metros de bombero que sólo dijo: “¿por aquí?” Sí, sí, contesté alucinando, por aquí.
Salió al lavadero y sin pensárselo dos veces se subió a la barandilla y antes de que mis hijas y yo nos repusiéramos de la impresión que nos dio pensar en que se iba a descolgar a una altura de seis pisos sin ningún tipo de protección, ya estaba en el lavadero del piso de abajo y desapareció. Alucinamos, pero hicimos comentarios de lo guapo y joven que era, parecía más un modelo que un bombero.
Comentábamos que se había dejado sobre la mesa de nuestra cocina una radiografía doblada que seguramente debió utilizar para intentar abrir la puerta de entrada del vecino atrapado; mis hijas decía que me iban a encerrar en el balcón para después llamar a los bomberos, etc……. Hacíamos bromas sobre si abríamos otra vez la puerta para ver si volvía a aparecer el bombero, y cuando abrieron la puerta, otra vez pasó, el bombero estaba delante de nuestra puerta y le abrimos sin que llegara a llamar al timbre… "Me he dejado la radiografía"dijo.
Aproveche para preguntarle si todo solucionado, me respondió que sí, Y solo pude decirle en esos momentos: “Como dicen mis hijas: ¡¡QUINS COLLONS!! En Español : ¡¡Que cojones!!
No fué un caso grave pero no por eso menos peligroso, aunque estas situaciones para ellos deben ser cotidianas, para los mortales como yo no dejan de impresionarme.